Me he comprado una casa en Revenga, con pase de tranquilidad
hasta el lunes; con guarnición de aire fresco y cobertura de felicidad.
El despertar de los gallos, el sonido sordo del silencio que
deja escuchar mi estingarrado corazón en tiempos donde la preocupación queda
aparcada ahí donde dejé mi maleta al llegar…
Los gritos de la pequeña dela casa saltando sobre la cama me
hacen despertar…. El ruido a pueblo…. El recuerdo del asado devorado a medio
día, el reloj fuera de mi muñeca… quizás en la maleta allí, con mi preocupación
quizás…. Me hacen pensar que esto es más real aún que el sueño…que aquí quiero
estar… que quiero aprovechar este pase a la tranquilidad, que lo bueno pasa
volando y que si no nos paramos y lo agarramos… nosotros pasaremos también sin
haberlo metido en el bolsillo de nuestra vida.
Cuándo dejé la casita, cuándo nos marchamos e íbamos dejando
el jardín “El Jardinete”, los recuerdos, la tranquilidad y los sueños mi hija
de apenas 4 años agarrando fuertemente mi curtida mano me dijo…. “papá, te has
olvidado del reloj, quizás esté donde dejaste tu maleta”, pensé que también
estaría junto al reloj mi tranquilidad…y volví a buscarla…. No sin antes
decirle – más con el corazón que con la viva voz- al pueblo revengano que me acogió … “no
tardaré en volver a comprarme una casa en Revenga con pase de tranquilidad, con
guarnición de aire fresco y cobertura de felicidad” y así recoger quizás, mi
reloj de muñeca ….
"Los pequeños momentos, hacen grande la vida"
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